El rugido del cantante mexicano Carin León se hizo presente en el escenario principal del Festival Coachella 2024.
La multitud aclamó su nombre, minutos antes de que se abriera paso en la tarima expuesta en Indio, California. Como todo un felino ante la polvareda, el intérprete de 34 años dominó el terreno, tal y como se anticipó en el video de las pantallas centrales.
Delante de tales imágenes, un león de madera con las fauces abiertas presagió el poder de una actuación que evocó tierras mexicanas.
Con el sombrero y las botas bien puestos sonó Secuelas de amor, y en medio de la canción, un alarido del sonorense: “¡Un grito! ¡Viva México, chingada madre!”. Para preguntar después a sus seguidores apasionados: “¿Me vas a querer, Coachella? ¡Arriba México, cabrones!”.
Y las frases exaltaron la emoción, antes de la solicitud de León: “¡Que sea un pinche desmadre Coachella!”.
Tras Me la aventé festejó a la bebida embriagante: “¡Que viva la borrachera Coachella!”, y no dejó paso para el descanso con Te lo agradezco, acompañado por la voz femenina de su corista.
Le pidió cantar a su gente y la solicitud fue correspondida. Pero, al contrario de la letra de la canción, el amor de Coachella no le quedó grande, sino a la puritita medida.
¡Arriba la música country!”. Así llegó The One (pero no como yo) y un coro monumental, que aumentó con el siguiente tema en su repertorio.
Este es un himno mexicano, lo que sigue compadre. ¡Que viva la música! ¡Arriba los Tigres del Norte compadre! ¿Andan tomando? Como buen mexicano hay que pistear, todo con medida, hasta el culo no más”, dijo y abrió su Corazón de oro.
Exaltó que las banderas mexicanas se levantaran: “¡Que viva la música mexicana, que viva nuestra cultura compadre! ¡Que siempre se sientan bien pinche orgullosos de saber que por su sangre corre la cultura y la música mexicana!”, destacó.
Las mujeres levantaron la mirada y crecieron, cuando les lanzó un piropo: “¡Arriba las mujeres de esta noche!”.
Y remató con otro piropo para su país natal: “¡Arriba México chingones!”.
Era su momento inolvidable en Coachella y la tarde también le correspondió con un día espectacular, luminoso.
Era momento de “mandar hacer un desmadre” a su raza. Así que tomó la bandera verde, blanco y rojo, la abrazó y cantó a todo pulmón Que vuelvas.
La boda del huitlacoche abrió la pista de baile y la multitud de personas se movieron con sus mejores pasos, para soltar el polvo necesario ante el zapateado.
Tras agitar los corazones y los cuerpos, le cantó al desamor con No es por acá y todos se balancearon en recuerdo de aquel adiós vivido.“¡Qué bonito cantan esta tarde Coachella!”, gritó Carin, para agregar un falsete de dolor.
La tonada cambió de pronto y con un “¡que viva el rocanrol, mi gente!”, cantó Te quiero, muy a su estilo. Sí, aquella canción de la banda española Hombres G, pero arropada con su toque de regional mexicano.
¡Yo te quiero Coachella, chingada madre! ¡Ay, yo los quiero!”, exclamó y lo dejó claro en cada interpretación.
El momento quedó impregnado en el festival, pero las sorpresas emocionales no acabaron ahí. Llegó el momento de traer al escenario a dos invitados especiales: Mau y Ricky y sí, la canción que hacen a dueto con León, Llorar y llorar.
Los presentó como “dos grandes seres humanos, grandes músicos a quienes quiero muchísimo”, lanzó un “¡arriba Venezuela” y destacó que la canción era para quienes habían ido a llorar y sacar todos los sentimientos”.
La botella con alguna bebida sagrada, y alcohólica seguramente también, ya estaba en sus manos. Con ella, comenzó a cantar en homenaje a Selena, “la más grande”, su versión de Si una vez, que tiene ya 30 años desde que se escuchó en la voz de la reina de la música texana.
Carin León dio las gracias por su primera vez en Coachella, a donde dijo, seguramente no sería la última vez de disfrutarse con su gente. Y, como durante toda su presentación, lanzó sólo palabras positivas con un “¡arriba la raza, arriba Coachella, arriba su gente, pero, sobre todo, arriba la música!”, sin hacer distinción de géneros musicales.
Balanceándose, como si el efecto de una bebida embriagante fuera inminente, cantó Primera cita y gritó por dos vivas, uno a la vida y otro, a los momentos, antes de despedirse y dejar “la luna hecha miel”.
Se quitó el sombrero, se inclinó y con un último “¡Arriba Coachella y arriba México, cabrones!”, tomó la bandera tricolor de nuevo con ambas manos y la levantó en señal de triunfo.
Su próxima parada será para abrirle a The Rolling Stones en Arizona.
sensualidad total
Como toda una heroína musical del futuro, Bebe Rexha se impuso en el escenario principal de Coachella, tras la presentación del mexicano Carin León.
Sus bailarines, ataviados de negro, anticiparon su salida, al habitar cada recoveco y moverse hacia el templete que revelaría a la cantante de 34 años.
De espaldas, con la cabellera güera al viento y elevándose hacia sus seguidores, impresionó a todos al voltear y abrir su rostro hacia Coachella. Así cantó Me, Myself and I, seguida de I’m A Mess, Bad Bitch y un nuevo tema, I’m the Drama.
I Got You dio paso a Sacrifice, en la que el micrófono pareció llorar y de inmediato el equipo técnico le otorgó un nuevo aparato, que ella tomó sin dejar de lado la coreografía y lucirse ante sus cientos de seguidores.
La sensualidad se hizo presente cuando la intérprete se cambió de atuendo y continuó con Eat It Up, otra canción nuevecita. Después sonó Call You Mine y Meant to Be.
Me siento muy amada. Muchas gracias. No puedo creer estar aquí y es muy especial para mí”, dijo antes de In the Name of Love.
Para cerrar, invitó a David Guetta a cantar con ella I’m Good (Blue), para poner a todos a bailar, con una colaboración que fue un clásico en 2003 del pop dance electrónico y así recrear un salto intermitente que elevó los hombros al cielo.
Pura Mafia REGIA
Prácticamente al mismo tiempo que Bebe Rexha era la dueña del escenario principal, en el Sonora, Latin Mafia comenzó a latir.
Los hermanos regios que alguna vez abrieron una cuenta en TikTok para entretenerse, estaban en Coachella 2024, ahí parados, frente a decenas de personas que reconocieron su música.
Con gorras o sombrero, uno de ellos con la playera verde que identifica al equipo de futbol de México, y ambos de lentes oscuros para no perder el look, aunque la noche ya había caído, cantaron Mala buena suerte. Los coros de la gente los arroparon, una buena señal que reafirmó el por qué estaban ahí.
¡Nosotros somos Latin Mafia, cabrones y viva México, cabrones!”, saludaron para seguir con Perlas y poner a saltar a todos al final.
Tras Más humano y un grito que aludió a México nuevamente con euforia, llegó Continuo atardecer, con la que pareció vibrar hasta la transmisión en YouTube del festival.
¿Cómo dice Coachella? Todos se merecen Flores aquí”, dijeron antes de la canción que lleva tal nombre, para después agradecer a los ahí presentes por estar con ellos en su primera presentación en Coachella.
Estamos muy felices de estar aquí. Es la primera vez que estamos en Estados Unidos. Gracias por todo el apoyo a Latin Mafia y gracias por tomarse un tiempo y estar con nosotros. ¡Viva México y viva la música!”, dijeron antes de Se fue la luz, Julieta y Julietota, en la que bailaron un pequeño perreo “bellaqueando”.
No digas nada calmó los ánimos y las luces de los celulares los iluminaron, dejando la nostalgia al cierre de su presentación.
Demostremos que en la música no hay fronteras. Gracias a ustedes estamos aquí. Un aplauso para ustedes, son un increíble público”. Y se fueron agradecidos con Patadas de ahogado.
E.T. llamando a Balvin
Todo el sabor latino se adueñó de Coachella para cerrar su primer fin de semana.
El colombiano J Balvin llegó de otro planeta para aterrizar en Indio, California, y conquistar los oídos humanos con su sonido urbano.
Pero no sólo eso, trajo consigo un acompañante también de otro mundo, el actor y rapero estadunidense Will Smith, de 55 años, con el que, en su momento, se movió a ritmo de Men in Black.
Su nave viajó desde universos lejanos y posó su fuego sobre la tierra sólo para preguntar “¿Y dónde está mi gente?”.
Sí, Mi gente inició el viaje de J Balvin: “Vamos a divertirnos, J Balvin en la casa, Colombia en la casa, Medellín en la casa”.
Entonces sacó el Colmillo, junto a Jowell y Randy, sus primeros invitados, y enseguida mostró los Dientes, tan metálicos como implacables para morder los tímpanos con su perreo.
¡Buenas noches! Un placer estar aquí. Mi nombre es J Balvin para quienes no me conocen y estoy siempre orgulloso de ser latino”, dijo para bailar y cantar Reggaeton.
Loco contigo y Con altura, sin Rosalía, pero con su voz grabada, fueron el terreno fértil para X, en la que seres de otros planetas, proyectados en las pantallas, bailaron a su ritmo.
La invasión alienígena estaba cerca. Un artefacto metálico, como un gran insecto de otro planeta, caminó en el escenario de Coachella y combinó con el nuevo atuendo del colombiano, también en plata, brillante. Este ser extraterrestre le siguió los pasos a J Balvin con Amarillo.
El movimiento latino imperó. I Like It, ¿Qué más pues? y Ginza fueron armas para el ataque a cientos de desconocidos, quienes quedaron hiptonizados, con las caderas sueltas y los hombros agitados al ver las imágenes del colombiano destellar frente a sus ojos.
Para tomar un breve respiro y calmar la agitación, La canción fue la elegida.
¡Gracias por tanto amor y vibra!”, dijo antes de Rojo, para presentar a otro de sus invitados: el cantante y compositor estadunidense De La Ghetto. Así sonó Triple S, a la que también se unieron Jowell y Randy.
Así empezó el primer contacto. La proyección de una mano humana y otra alienígena acercándose, expuso No me conoce y Ritmo.
Los extraterrestres estaban fuera de control y una cabeza enorme y alargada de enormes ojos estaba al frente, hasta que llegó Will Smith.
En su papel del Agente J cantó, junto a J Balvin, Men in Black, y se robó toda la atención, tras capturar al colombiano como lo hacía en la película Hombres de negro, de 1997.
La oscuridad desapareció a Smith, pero regresó a Balvin para consumirse ante la alta temperatura con Qué calor.
La misión se completó. El urbano se apoderó de la gente y con In da Getto, que puso a saltar a todos, no hubo vuelta atrás. J Balvin invadió las mentes de los humanos desde Coachella. El reggaetón entre nosotros.
¡Muchas gracias, Dios los bendiga! Esta es una nueva temporada de J Balvin”. Y así, se desconectó.
Hasta el cierre de esta edición, Doja Cat salió a despedir el primer fin de semana del festival Coachella, pero, fiel a su estilo, dio de qué hablar con su atuendo peludo, que fue comparado con la anatomía de Chewbacca, el fiel amigo de Han Solo en Star Wars.